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Impulsando la separación integral de residuos

POR MARÍA FERNANDA CALDERÓN, SOFIA RODAS Y PABLO BOJ

El ritmo de la generación de desechos y residuos sólidos por las actividades diarias del ser humano para satisfacer sus necesidades de consumo, es uno de los problemas más preocupantes en la actualidad. Sólo en Quetzaltenango se estima una recolección de 240 toneladas de basura por día. Sin embargo, con datos de los Servicios Ambientales de esta municipalidad se pronosticó que en enero de 2024, la generación de basura incrementará hasta alrededor de 280 toneladas de residuos, superando las 240 habituales.

No es sorpresa que el país enfrenta una crisis con respecto al manejo de la basura, se ha visto en años anteriores y 2024 no iba a ser la excepción; de hecho, el incendio del vertedero de la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Amatitlán (AMSA) en abril pasado, fue un claro ejemplo. El no tener conciencia ambiental está ocasionando un daño irreparable al medio ambiente y está comprometiendo la salud de las generaciones futuras. Por ello es indispensable, al menos, iniciar con la práctica de separación integral de residuos sólidos.

En la actualidad, la mayoría de los desechos de un individuo son reutilizables o reciclables y la separación consciente puede disminuir drásticamente las cantidades de basura que llegan al botadero, lo cual minimiza el impacto negativo al aire, suelo y agua. Sin embargo, debido a la falta de cultura y educación de la población sobre el correcto manejo de residuos, así como el proceso para la separación y reciclaje, los desechos que no pueden ser utilizados, siguen siendo mezclados con los residuos que pueden ser aprovechados.

De ahí que se subraya la importancia de la implementación de métodos para la separación de desechos sólidos de forma correcta. Uno de los principales métodos es la clasificación correlacional a la composición de los desechos, este método implica identificar y separar los desechos según su categoría. Al separar los residuos en distintos contenedores se garantiza preservar un futuro limpio ya que se contribuye al cuidado del medioambiente. Por lo tanto, es necesario seguir los principios de las Tres Erres, evitando así en primer lugar la generación de residuos y desechos. Si no es posible evitar esa generación, todas aquellas personas que, como resultado de sus actividades produzcan residuos o desechos sólidos comunes, deberán separarlos al momento de su generación.

De acuerdo con la clasificación que propone el Reglamento para la Gestión Integral de los Residuos y Desechos Sólidos Comunes conforme al Acuerdo Gubernativo 164-2021, la separación debería hacerse de la siguiente manera: a) Clasificación primaria: a.1) orgánico a.2) inorgánico. b) Clasificación secundaria: b.1) Orgánico; b.2) Reciclable (papel y cartón, vidrio, plástico, metal, multicapa); y b.3) No reciclable. Otro aspecto importante de resaltar, es el conocer cuáles son las entidades encargadas del tratamiento de desechos en nuestra localidad, para así abocarnos en caso de necesitar ayuda.

Es muy importante realizar una correcta separación de residuos sólidos porque de esta forma se contribuye a reducir la contaminación del entorno común, lo cual ayuda a crear una conciencia colectiva y de responsabilidad. Los principales beneficios que incluye una correcta separación de los residuos sólidos son los siguientes: Se conservan los recursos naturales, porque al separarlos, estos pueden ser reciclados reduciendo a su vez, la explotación de recursos para obtener nuevas materias primas. Se reducen los desechos que van directamente a los vertederos, esto es muy importante ya que se proporciona más vida útil a los desechos sólidos y de esta forma, se generan menos costos. Una de las ventajas más importantes es que se ahorra energía porque al reciclar y reutilizar los materiales que estén en buen estado, se evita producir nuevos generando un ahorro en términos financieros y energéticos.

Concluimos con una invitación a la comunidad de la revista ENTREMUNDOS para que inicien con esta acción de conciencia y de impacto positivo. Es responsabilidad de cada uno iniciar desde la escuela, oficina o casa. Esta práctica debe llegar al punto de ser un estilo de vida, pues sus beneficios irán más allá de lo individual y se transformarán en un beneficio colectivo.

Las autoras son estudiantes del séptimo ciclo de la carrera Relaciones Internacionales de la universidad Rafael Landívar.