La política estadounidense y las raíces de la crisis migratoria
Migrantes en México suben al tren La Bestia. Foto por Uli Stelzner.
Por Sara Van Horn
La migración guatemalteca hacia los Estados Unidos se ha incrementado de manera ininterrumpida desde que el conflicto interno creó cientos de miles de refugiados. En 2015, un total de 928,000 guatemaltecos realizaron el viaje hacia los Estados Unidos. La ruta más común es mediante un tren de carga; comenzando en el sur de México, los migrantes piden aventón a bordo de un tren conocido coloquialmente como La Bestia, el cual viaja en dirección norte hacia los estados fronterizos de California, Arizona, Nuevo México y Texas.
Existen muchos peligros a los que se enfrentan los guatemaltecos que intentan la travesía. El viaje en tren lo es; existe riesgo de amputación o muerte debido a la caída desde el tren, riesgo de violencia de pandillas, extorsión y secuestro, y un alto riesgo de violación (lo suficientemente alto para que muchas mujeres ingieran pastillas anticonceptivas cuando se están preparando para el viaje).
En la frontera de EE.UU. y México, los migrantes deben encontrar una forma de ingresar a los Estados Unidos sin ser detectados por la patrulla fronteriza de este último país. Por lo regular, esto significa caminar muchas horas en el desierto, generalmente sin comida, agua o resguardo suficiente, pero sí con un constante temor a ser descubiertos.
«El viaje desde América Central a través de México hacia Arizona (específicamente el Desierto de Sonora) es extremadamente peligroso,» indica Melanie Gleason, una abogada de Derechos de Inmigración que trabaja en la frontera EE.UU. y México. «La gente no migra y deja sus hogares a menos que existan circunstancias excepcionales que los obliguen a hacerlo.»
Entonces… ¿qué está obligando a los guatemaltecos a migrar?
Willy Barreno, cofundador de Café Red Kat en Xela, cita a la globalización e implementación de los Acuerdos de Libre Comercio. Barreno, quien vivió en Estados Unidos por 14 años, se describe a sí mismo como un refugiado económico que buscó empleo en los Estados Unidos debido a la falta de oferta de trabajo en su país natal.
La injerencia del gobierno estadounidense en la historia de Guatemala ha tenido consecuencias dramáticas sobre la realidad geopolítica actual. El bombardeo de la Ciudad de Guatemala y el derrocamiento de un gobierno democrático en 1954, el apoyo militar y el respaldo político dado a las dictaduras genocidas en los años 80, y otros ejemplos de la injerencia estadounidense muestran su responsabilidad sobre los 36 años del conflicto armado que obligó a muchos guatemaltecos a abandonar su país. La introducción y respaldo de los Acuerdos de Libre Comercio por parte de los EE.UU. han impulsado olas aún mayores de migración. Estos acuerdos suelen permitir que las grandes corporaciones inundan a países como Guatemala con cantidades enormes de bienes baratos. En el caso de la comida, la inundación de alimentos baratos de plantaciones industriales perjudica a los agricultores locales, porque no pueden competir con los bajos precios de las importaciones.
El gobierno estadounidense ha reaccionado de diversas maneras al incremento dramático de centroamericanos migrando hacia los Estados Unidos. A principios de los 90s, la patrulla fronteriza de EE.UU. implementó un programa llamado Prevención a través de la disuasión, cuya principal estrategia es todavía el desvío de los inmigrantes a las secciones más peligrosas de la frontera EE.UU.-México con la esperanza de que el riesgo acrecentado disuada a futuros migrantes.
En el 2014, el gobierno mexicano, en colaboración con el de Estados Unidos, implementó un programa llamado Programa Frontera Sur para fortalecer y militarizar la frontera sur de México con Guatemala. Y los Estados Unidos, bajo la Administración de Obama, aumentó el número de deportaciones, removiendo a la fuerza a más de tres millones de inmigrantes durante los ocho años que duró la presidencia de Barack Obama.
A pesar de esto, existen muchas organizaciones que buscan hacer que este viaje sea más fácil y que las muertes sean menos frecuentes. Igualmente importantes son las organizaciones que buscan crear empleos a nivel local necesarios para los guatemaltecos, y así no sientan que migrar es la única opción.
En 2010, Barreno creó Café Red Kat con la intención de enseñar a cocinar a guatemaltecos jóvenes y proveer empleo a migrantes retornados que han adquirido experiencia para cocinar en los EE.UU. Él cree que el enfoque debería ser el orgullo guatemalteco y la creación del sueño guatemalteco en vez de ir detrás de uno extranjero.
Sara Van Horn es una escritora de Estados Unidos que radica en la Ciudad de New York. Estudia Español e historia de Guatemala en Rhode Island.