ADONI GADIEL GARCÍA RODAS 1982-2018
Carta abierta a la sociedad guatemalteca
Quiero iniciar esta carta haciendo una pregunta…
¿Cuántas familias hay en Guatemala en este momento, sufriendo la pérdida de un ser querido a causa de la violencia?
Seguramente la respuesta es una estadística muy grande y por ello quiero contarles de Adoni Gadiel García Rodas quien lamentablemente fue de las tantas personas que perdió la vida en un acto violento recientemente. Para las estadísticas nacionales, la muerte de este joven, es un dato más entre los archivos alojados en el cajón de algún funcionario público; pero para mí no es un dato a ser olvidado, pues es la pérdida de una familia que hoy, es mi familia, y que se cuenta ya entre las tantas familias que han perdido a un ser querido a causa de este problema.
El 16 de marzo de este año mi hermano, Adoni Gadiel García Rodas, fue víctima de un asesinato, crimen que cada día se vuelve más común en la ciudad de Quetzaltenango. Mi familia y yo todavía no aceptamos este acto inhumano, no logramos entender que sucedió y por qué una bala atravesó su cuerpo. Nos cuesta trabajo aceptar que, como consecuencia de esta tragedia, Adoni haya sido trasladado al hospital en donde después de luchar por su vida por diez largos días en la Unidad de Cuidados Intensivos, lamentablemente, falleció.
Me duele sentirme impotente al no saber exactamente que fue lo que sucedió, y aunque sé que el Ministerio Público ha iniciado la investigación, quiero rogar de manera abierta a esta entidad que el caso de mi hermano no se convierta en una cifra más, sino que realmente se utilicen los medios idóneos para esclarecer el hecho y para hacer justicia. Mi familia y yo estamos profundamente tristes, pero al mismo tiempo, fortalecidos gracias a las personas que han estado a nuestro lado tendiéndonos la mano, orando, rezando o meditando, dándonos paz, luz y esperanza.
En estos últimos días mi concepto de justicia se ha desarrollado más allá de que los culpables de crímenes paguen con cárcel. Ahora, pienso, creo y siento que cuando hablo de justicia hablo de crear conciencia social, pues considero que hago justicia cuando soy testigo de un hecho delictivo y lo denuncio, hago justicia cuando respeto los derechos de los demás. Hago justicia incluso, cuando no criminalizo a la víctima, puesto que muchas veces por desconocimiento, nos limitamos a juzgar y sacar conclusiones apresuradas justificando muertes con frases como: “Saber en que andaba metido”, “algo debía”, “fue un crimen pasional”, “era drogadicto” y muchas otras frases más, que al decirlas, nos convierten en verdugos de una persona que tal vez era el sostén de su familia, el único hijo de unos padres, o en mi caso, mi querido hermano, mi cómplice, mi amigo, mi confidente de sueños locos.
Me han quitado a mi hermano, pero no me quitaran la fuerza para seguir adelante. La situación injusta y dolorosa que pasó con Adoni, puede pasar con cualquiera de nosotros y eso me asusta. Aun así, a través de mi miedo y mi dolor escribo esto, con la esperanza de que algún día, si todos ponemos nuestro granito de arena y empezamos a hacer justicia desde pequeñas cosas, lograremos un futuro mejor en el que podremos caminar por nuestras calles sin terror de convertirnos en una víctima más.
Honrare la memoria de mi hermano con mi vida y lo que paso con él debe ser escuchado.
La justicia continúa pero NO hay lugar para el rencor.
Hasta siempre Adoni.
Foto de Portada: Hellen García