La inteligencia también es emocional
Yessica Pastor
“Una emoción tiene su propósito, pero luego termina y tienes que seguir adelante”. Esta es una frase que dijo Daniel Goleman, un psicólogo, periodista y escritor estadounidense mundialmente reconocido por su teoría de la inteligencia emocional. Goleman dice que, la inteligencia emocional es la capacidad que tiene el ser humano para tomar conciencia de sus propias emociones; es decir reconocerlas, entenderlas y lidiar con ellas. Sin embargo, aunque continuamente todos tenemos emociones, muy pocos sabemos cómo manejarlas. Por eso, entrevisté a Regina Solares, una guatemalteca entrenadora, mentora, coach y facilitadora certificada en el desarrollo de inteligencia emocional, para que nos cuente más sobre este tema.
Regina, ¿podrías decirnos cómo entiendes tú el concepto de inteligencia emocional y por qué es importante que aprendamos más al respecto?
Hay definiciones muy extensas y a veces con palabras muy complejas, pero yo lo resumiría en la siguiente frase, aprender a manejar las emociones con inteligencia. Cuando digo que aprendamos a manejar las emociones no solo me refiero a las propias sino también a saber manejar las emociones de las personas que nos rodean. Aunque existen muchas razones por las que deberíamos aprender más sobre este tema, considero que una de las principales es porque constantemente nos estamos relacionando con más personas, ya sean con amigos, familia, compañeros de trabajo, etc. y lamentablemente, en ningún momento de nuestra vida recibimos formación para desarrollar las habilidades que podrían ayudarnos a afrontar con más calma, los inconvenientes de estas interacciones.
¿Cómo es que te introdujiste en el mundo de la inteligencia emocional y cómo te convertiste en facilitadora y mentora de estos procesos?
Mi historia comenzó desde pequeña, vengo de una familia en donde existió un ambiente de conflictos, donde había reacciones muy explosivas. Eso me trajo problemas, porque al final el hogar es la primera escuela donde aprendemos patrones de comportamiento y llegó un punto en mi vida en donde noté que la forma en que yo reaccionaba me estaba causando daño. En ese momento, empecé a hacerme consciente de la raíz de mis comportamientos y decidí cambiarlos. Comencé participando en programas de coaching y programación neurolingüística. Sin embargo, años más tarde el estrés en el trabajo me provocó problemas de salud. Me tocó renunciar al trabajo y a otras actividades y todos los días me cuestionaba ¿por qué estaba sufriendo estas enfermedades? Hacía esto, con la esperanza de encontrar una respuesta. En ese proceso, tuve la oportunidad de asistir a un curso de respiración, y ahí empecé a conectar de manera más consciente el tema de las conexiones entre el cuerpo, las enfermedades, las emociones y los pensamientos. Poco a poco, fui recibiendo otros cursos, entre ellos el de meditación. Con ello, mi salud física y emocional fue mejorando. Hoy puedo decir de primera mano, que conocer y entender estos temas, me ha dado muchos beneficios, no solo para manejar las relaciones personales, sino para afrontar situaciones tensas, retos y reacciones. Entonces, no es que me hayan contado de los beneficios, sino que yo misma los he experimentado. Por eso quise ser parte de ese cambio para otras personas.
¿Cómo es que la meditación puede ayudarnos a desarrollar ciertas habilidades, y cómo ellas pueden mejorar nuestra vida laboral y personal?
Hay muchos tipos de meditación pero pienso que hay dos tipos de meditación especiales para desarrollar la inteligencia emocional. Por un lado, están las meditaciones que ayudan a cultivar la calma, orientadas en la respiración, el enfoque y la calma de la mente y el cuerpo. Por otro lado, están las meditaciones dirigidas a desarrollar ciertas habilidades como resiliencia, la empatía, la compasión o el liderazgo. En realidad, con la meditación se puede desarrollar cualquier habilidad o valor. En el ámbito laboral, la meditación ayuda a desarrollar el liderazgo, la comunicación, el trabajo en equipo o la empatía hacia otras personas.
¿Cómo describirías tú, la percepción de las personas guatemaltecas sobre el tema meditación e inteligencia emocional?
Pues he notado diferentes reacciones. Yo trabajo de manera individual y con grupos y podría decir que las ONGs suelen mostrarse más receptivas. Hay empresas que están abiertas a saber más, pero en la práctica no terminan de aceptarlo e integrarlo. En general, trabajar este tema en Guatemala todavía es un reto; no digamos el tema de la meditación que trae muchos mitos, porque la gente asocia la meditación con la religión, y en realidad no es así. Además en Guatemala no existe una cultura de meditación como ocurre por ejemplo, en algunos países de Asia. Así que, para la mayoría de las personas es algo nuevo. Creo que la gente tiene curiosidad pero a la vez se muestra escéptica.
¿Cuál es la edad adecuada para empezar a trabajar la inteligencia emocional?
Lo ideal sería que pudiéramos aprender desde niños. Esto nos evitaría muchas complicaciones en la vida, porque lo que hacemos a diario, es interactuar con otras personas y carecemos de las habilidades para hacerlo de una forma emocionalmente inteligente. Sin embargo, hay que considerar que para poder aprender esto desde niños, nuestros padres también deberían de tener esa preparación. Además, en los centros educativos debería de trabajarse al menos alguna actividad, o asignatura relacionada con esto. El anhelo de las personas que estamos involucradas en estos temas es que, algún día se incluyan en el currículo educativo.
¿Todos podemos trabajar la inteligencia emocional y la meditación? ¿Qué pasa con las personas que han pasado por algún tipo de trauma?
Diría que para el tema de inteligencia emocional no hay repercusiones negativas para quien lo trabaja. Eso sí, el no haber resuelto el trauma dificultará el ser emocionalmente inteligente. Ahora bien, aunque la meditación está orientada a cultivar la calma y el enfoque; cuando existen traumas muy severos, la meditación puede ser contraproducente. En esos casos, lo que se sugiere es que haya un proceso previo de terapias con un profesional. Lo que sucede es que cuando entramos en ese estado de calma a través de la meditación, hacemos consciente lo inconsciente y eso podría hacer que surjan cosas que se han estado bloqueando o evadiendo. Así mismo, la meditación implica enfocarse mucho en las sensaciones del cuerpo, por lo que el trauma queda grabado en el cuerpo. Por eso, en estos casos, primero se debe enseñar a desarrollar ciertas herramientas en caso de que durante la meditación surja el trauma.
¿Cómo te ha impactado el ayudar a otras personas a través de tu trabajo?
Lo más impactante para mí, han sido recibir comentarios positivos, sobre todo, porque me he sentido identificada; especialmente cuando las personas se hacen conscientes de los comportamientos propios y deciden cambiar, porque todos tenemos la capacidad de transformarnos, no importa la historia que tengamos o que estemos viviendo. El reto es mantener la calma en medio del caos, con todas las cosas que pasan a nuestro alrededor. Recordemos que somos reflejo de lo que llevamos dentro, si llevamos caos eso es lo que sale y si llevamos calma eso es lo que surgirá. Así que, cuando aprendemos a vivir dentro de nuestra calma interna, el producto se refleja en la calidad de relaciones e interacciones que tenemos en el día a día, en nuestra salud y en nuestro bienestar.