Radios comunitarias
Por Patricia Schwartz
Las radios comunitarias han sido durante mucho tiempo un invaluable pilar para la libertad de expresión y de organización comunitaria en Guatemala. La voz de las estaciones comunitarias es la voz popular del pueblo, a diferencia de la radio corriente que a menudo transmite para intereses comerciales y/o particulares.
Dar espacio a esta voz es imprescindible porque, como insiste Alberto Recinos del colectivo de radios locales Mujb´ab´l Yol, “Hay muchas cosas que tienen que ser habladas.”
Después de una ardua campaña de 20 años hacia el reconocimiento y la reforma, una iniciativa actual pendiente de revisión en el Congreso propuesta por un extenso grupo de activistas de los medios podría significar, por fin, un apoyo concreto del gobierno nacional para el movimiento de radios comunitarias. En febrero de 2016, La Iniciativa 4087 frente a la Ley de Medios de Comunicación Comunitaria obtuvo su primera y segunda revisión en el Congreso. Los objetivos principales de la propuesta son exigir que el gobierno cumpla con sus promesas de reconocer y facilitar las radios comunitarias, incluyendo la provisión de una frecuencia por municipio a una estación colectiva y comunitaria. En la actualidad está a la espera de la programación para su tercera y última revisión.
Esto es potencialmente una buena noticia para las estaciones tales como Doble Vía en el municipio de San Mateo, que transmite en la frecuencia de 91.3 en todo Quetzaltenango.
Estaciones como Doble Vía y su asociación madre, Mujb’ab’l Yol, se basan en la rica tradición de las fuentes de radio independientes que vinieron antes, que lucharon contra la represión de la población civil antes y durante el conflicto armado. Por nueve años de guerra, su predecesor, «La Voz Popular» transmitía en idioma Mam desde las faldas del Volcán Tajulumulco para dar a conocer las atrocidades, dar voz a los sectores de la sociedad silenciados y coordinar e informar a los movimientos de resistencia.
Hoy en día, el movimiento que iniciaron estas 35-personas, continúa luchando con un nuevo enfoque.
Los voluntarios que dan vida a Doble Vía transmiten diariamente desde la sede de la Asociación Mujb ́ab ́l yol- Encuentro de Expresiones- una cooperativa sin fines de lucro que proporciona capacitación y apoyo a las radios comunitarias. Están comprometidos con su causa, convencidos de que la radio comunitaria tiene un poder único para difundir noticias locales y relevantes y aumentar la participación ciudadana. Proporciona un espacio esencial para desenmascarar y sistematizar historias de injusticia y pone en evidencia la opresión enfrentada por los pueblos indígenas en Guatemala
Y no están solos en la lucha. Mujb’ab’l Yol busca desarrollar radios comunitarias de base que abarquen seis departamentos en el oeste de Guatemala para ser parte de una red nacional en peligro de medios de comunicación independientes.
Estas estaciones son dirigidas por voluntarios y los programas se transmiten principalmente en idiomas nativos, como Mam y K’iche ‘. En medio de un clima de comunicación casi sin transmisiones comerciales en cualquiera de los 24 idiomas nativos hablados por grandes sectores de la población; las radios comunitarias proporcionan acceso a una línea de vida de noticias y coordinación para un sinnúmero de ciudadanos en su lengua materna.
La cobertura de la señal de radio es de aproximadamente 90% en todo el país, la cual incluye las áreas rurales no alcanzadas por otras señales y formas de medios de comunicación. Un diagnóstico realizado en 2005 catalogó 2500 estaciones de radio que operan sin una frecuencia reconocida oficialmente en Guatemala. Aunque, la mayoría de estas estaciones son apoyadas por la iglesia Evangélica y sólo emiten programaciones religiosas.
La Constitución de Guatemala y El Acuerdo Sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas (una parte de los Acuerdos de Paz de 1996), mandan la facilitación y la apertura de espacios en los medios de comunicación para las voces de las comunidades indígenas. Sin embargo, en la práctica, una política de subasta pública del ancho de banda pasada más tarde en el mismo año, ha hecho casi imposible la adquisición de ese acceso para los grupos de base que actúan con el interés de las comunidades indígenas y rurales.
En el contexto actual, la compra de una frecuencia municipal cuesta alrededor de Qtz.250.000 Una frecuencia que llegue a un departamento entero cuesta alrededor de Qtz.4 millones. Estas tarifas exorbitantes y el difícil proceso burocrático para adquirir una frecuencia mantienen el monopolio de los medios en el país.
La mayoría las frecuencias oficialmente compradas y autorizadas en Guatemala son controladas por una de tres mega-corporaciones: Radio Sonora, Emisoras Unidas, y Grupo Alius.
Radio Sonora es sólo una de las cadenas de medios de comunicación de América Latina propias de un multimillonario mexicano magnate de los medios, Remigio Ángel González, cuyas fuentes de medios de comunicación han sido acusadas de cargos de corrupción e interferencia política en numerosas ocasiones. El ex -presidente guatemalteco Álvaro Colom una vez lo citó diciendo en una conversación privada: “Te recuerdo que yo controlo 11 presidentes y 11 congresos, cuando ellos se van, yo sigo aquí.” Por otra parte, en 2007, una de las compañías locales de González pagó Q1,775,200 por una casa en la playa para Roxana Baldetti durante su periodo en el congreso, antes de su vicepresidencia.
Emisoras Unidas, reconocido desde hace tiempo como una fuente de líder de noticias e información, es propiedad y está operado por la amplia y políticamente involucrada familia Archila. Uno de sus miembros prominentes, Erick Archila, quien también presidía el conglomerado de medios, Grupo Antigua, renunció a su cargo de ministro del gabinete de Energía y Minas el año pasado en medio de acusaciones por implicación en corrupción y coacción contra la libertad de expresión de los medios de comunicación. Grupo Alius, por su parte, evita en gran medida la competencia con las otras dos potencias a través de su enfoque sobre la radiodifusión de programación religiosa cristiana.
Estas mega-cadenas también tienen el control principal sobre La Cámara de Radiodifusión de Guatemala, un grupo de presión de las emisoras comerciales que ha puesto en marcha diversas campañas de denuncia contra las iniciativas de radio comunitario de Guatemala; acusándoles de ser proyectos «piratas» y dañinos; resultando a menudo en los cierres forzosos de las estaciones independientes y las confiscaciones de sus equipos por parte de la policía local. Aunque, con alcances locales de sólo unas pocas millas y la falta de anunciantes nacionales, no está claro cómo las radios comunitarias podrían plantear la amenaza de mercado para las estaciones comerciales de radiodifusión nacional que transmiten en la ciudad de Guatemala y que la Cámara ha reclamado. Este mes de junio, una de las estaciones comunitarias vecinas de Mujb´abyol emitiendo un programa de salud pública en La Esperanza, Quetzaltenango, fue allanada y cerrada, lo cual refleja incontables historias de cierres y decomisos en todo el país.
La asociación y sus aliados siguen luchando por estas estaciones, porque creen que sirven como un canal muy necesario para la libertad y la participación, así como un bastión de resistencia de la comunidad.
Los activistas y los locutores de radiodifusión esperan que la audiencia final de la Iniciativa 4087 traiga consigo el primer avance jurídico en la campaña de la reforma llevada a cabo por numerosos grupos en nombre de las radios comunitarias en dos décadas. Las reformas propuestas y compromisos gubernamentales podrían alterar radicalmente el contexto del intercambio de información y la creación de comunidades en Guatemala, ya que tendrán el potencial de cambiar el dominio sobre los medios de comunicación local para estar más en manos locales. Un cambio que, afirma Mujb’ab’l Yol, contribuiría a una creciente cultura de la paz en Guatemala.