¿Y la desnutrición para cuándo, señor Presidente?
Por EntreMundos
«Yesmin murió este lunes de madrugada. Con sólo 2 años de edad, una neumonía originada por la desnutrición acabó con su vida en el este de Guatemala. Durante las últimas semanas luchó por subir de peso, pero las secuelas de su nacimiento prematuro, su mala alimentación y las condiciones de su hogar la debilitaron». Con esta nota, la agencia EFE de noticias relata sólo uno de los muchos casos de la situación de niños y niñas en Guatemala, un país en donde teniendo tierras tan fértiles y una diversidad de climas (y por ende de alimentos) avergüenza que los niños mueran de desnutrición.
A pocas horas luego de la publicación de la nota no sólo en la agencia EFE sino en otros diarios internacionales y nacionales, el sitio del gobierno de Guatemala anunció en su sitio web el lanzamiento de NutriNiño, un programa social con el ambicioso objetivo de apoyar a 200 mil niños de 10 departamentos. Números van, números vienen y las cosas parecen pintar igual que el año pasado, cuando el gobierno calló ante la reducción del presupuesto para combatir la desnutrición en plena pandemia.
Por si fuera poco, Vox Populi publicó el pasado 5 de enero una investigación sobre todo el robusto equipo culinario del presidente, (según registros de la SAAS, que abarca:
- Siete técnicos en preparación de alimentos I con un sueldo de Q5 mil 500
- 15 técnicos en preparación de alimentos II con un sueldo de Q6 mil 500
- Siete técnicos en preparación de alimentos III con un sueldo de Q7 mil 500
- Dos técnicos en preparación de alimentos IV con un sueldo de Q8 mil 500
- Siete auxiliares en preparación de alimentos II con un sueldo de Q3 mil 950
- Diez meseros presidenciales I con un sueldo de Q6 mil
- Dos meseros presidenciales II con un sueldo de Q7 mil
El costo mensual de los cocineros y auxiliares de cocina es de Q233 mil 150 y los meseros presidenciales es de Q74 mil para hacer un total de Q307 mil 150. Toda una descaro. Como menciona el Instituto Mesoamericano de Permacultura en este artículo: «Si alimentar la gula de grupos de poder con recursos públicos provenientes de impuestos y préstamos resulta totalmente condenable, se demuestra todavía más desfachatez cuando, además de anteponer intereses personales al bienestar de los pueblos, se busca obtener raja política al hacer creer a la población que la entrega de alimentos es gracias a la bondad de los gobiernos».
Cualquier argumento que Alejandro Giammattei y su «séquito» mencionen sobre la reducción de la desnutrición, serán palabras vacías hasta que los índices realmente bajen en lugar de subir. Tal vez (y sólo así tal vez) comenzaremos a pensar si creemos en las palabras del presidente.