El país que necesita empleos decentes
Por María Longo
Encontrar un empleo en Guatemala no es tarea fácil, pero encontrar un trabajo decente es aún más complicado. A menudo los patronos evaden el pago de horas extras, ofrecen un salario indigno, sin protección social y satanizan a los sindicatos. Existe la idea equivocada de que se debe agradecer una oportunidad laboral y olvidar los derechos que corresponden a las personas trabajadoras, pero no, los derechos laborales deben cumplirse como todos los derechos humanos y exigirlos es correcto. Toda persona tiene derecho a trabajar para vivir con dignidad.
La Encuesta Nacional de Empleo e Ingreso (ENEI) 2021 registró que en el país hay 164 mil 557 personas desempleadas. Salir de esta estadística o no estar dentro sería el primer desafío. Aunque encontrar un empleo no siempre es la solución, miles de personas trabajan más de ocho horas al día por un pago mucho menor al salario mínimo y sin garantías.
De cada 10 personas guatemaltecas, 7 se desempeñan en trabajos que no están regulados por un contrato de trabajo, por lo que tampoco gozan de su derecho a la seguridad social.
De acuerdo con la Política Nacional de Empleo Digno 2017 – 2032, los grupos poblacionales que más han visto desplazado su derecho a un trabajo digno son los conformados por las mujeres y los jóvenes, aún en mayor grado en el área rural y en las comunidades indígenas. De cada 4 jóvenes, 1 no está estudiando ni trabajando, por lo que su proyecto de vida se vuelve cada vez más incierto. En este sentido, cada vez se pierden más oportunidades de aprovechamiento del bono demográfico del país.
“El libre acceso a las oportunidades, al mundo del trabajo digno y de calidad, donde cada persona se sienta feliz constituye uno de los pilares más importantes para alcanzar el bienestar de la población; sin embargo, el empleo digno en los últimos años apenas ha presentado avances favorables y en consecuencia, millones de guatemaltecos se han visto obligados a ocuparse en trabajos de baja calidad o a optar por el camino de la migración”, reconoce el documento de la Política Nacional de Empleo Digno 2017 – 2032.
El trabajo decente es parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es el número 8 y expone la necesidad de mejorar las condiciones de los 780 millones de hombres y mujeres en el mundo que trabajan, pero no ganan lo suficiente para superar ellos y sus familias el umbral de la pobreza de 2 dólares al día.
La Organización Internacional del Trabajo define el trabajo decente como: “un concepto que busca expresar lo que debería ser, en el mundo globalizado, un buen trabajo o un empleo digno. El trabajo que dignifica y permite el desarrollo de las propias capacidades no es cualquier trabajo”.
El trabajo decente se realiza bajo el respeto a los principios y derechos laborales fundamentales, permite un ingreso justo y proporcional al esfuerzo realizado, sin discriminación de género o de cualquier otro tipo, con protección social y diálogo social.
Calidad de vida laboral
El bienestar para la persona trabajadora, repercute en bienestar para la institución donde labora y para la economía. En la investigación Derechos laborales: una mirada al derecho a la calidad de vida en el trabajo, Juana Patlán, explica que la calidad de vida en el trabajo es un concepto multidimensional relacionado con todos los aspectos del trabajo que son relevantes para la satisfacción, la motivación y el rendimiento laboral de los trabajadores.
Agrega: para que el trabajador cuente con calidad de vida laboral, se requiere necesariamente tener el derecho a desempeñar un trabajo que proporcione equilibrio con las actividades personales y familiares, el derecho a desempeñar un trabajo satisfactorio, el derecho a un trabajo que brinde (u otorgue) desarrollo laboral o profesional al trabajador, el derecho a desempeñar un trabajo motivante, el derecho al bienestar en el trabajo, el derecho a condiciones y ambiente de trabajo favorables y agradables, el derecho a un trabajo seguro y saludable, el derecho a un trabajo enriquecedor y significativo, el derecho a una retribución económica adecuada por el trabajo desempeñado, el derecho a la autonomía en el trabajo, el derecho a la estabilidad laboral, el derecho a trabajar el horario legalmente establecido, el derecho a participar en la toma de decisiones en el trabajo, el derecho a la libertad de establecer relaciones interpersonales en el trabajo, el derecho a recibir retroalimentación por el trabajo desempeñado, el derecho a recibir apoyo de la organización para el desempeño del trabajo, el derecho a ser reconocido por el trabajo desempeñado, el derecho a recibir un trato equitativo, justo y digno en el trabajo.