Cantel Vota
Por Richard Brown —
23,391 en contra, 139 en favor. Así votó en una consulta comunitaria el municipio de Cantel, cercana a Xela, el 9 de noviembre del 2014; sobre si están de acuerdo con la exploración y explotación minera en su municipio. Se convocó a la consulta porque hay una solicitud de la transnacional Bogotá (originalmente de capital colombiano) de exploración y explotación en un área enorme de 97 kilómetros cuadrados. Abarca partes de los municipios de Cantel, Zunil, Almolonga, Quetzaltenango, Totonicapán y Santa Catarina Ixtahuacán y Nahualá en Sololá. Organizadores de la consulta dicen que la empresa busca piedrín y otros recursos similares.
Josué Sacalxot, miembro del Grupo Juvenil y miembro del Consejo Permanente para la defensa de la vida y el territorio de Cantel, resumió el porqué del resultado: ‘No es que se esté en contra del progreso… la cuestión acá es que, los beneficios solo son para pocas personas, para unas empresas, para unas familias, pero el daño es para la población.’ Cantel es el primer municipio que lleva a cabo una consulta sobre este megaproyecto; pero ahora parece que Zunil se está preparando para seguir su ejemplo.
Pero ‘no fue fácil,’ dijo Martín Aguilar, fundador de una academia de idioma y cultura k’iche’ en Cantel (municipio mayoritariamente maya k’iche’) y subcoordinador de la comisión de información para la consulta. Las primeras reuniones para denunciar la propuesta minera fueron organizadas un año antes de la consulta, por miembros del Consejo Maya K’iche’ originarios de Cantel. El proceso de planificar la consulta llevó seis meses, y requirió un esfuerzo intenso, prolongado, y comunitario. De hecho, la consulta fue una expresión de tres fenómenos que reflejan cada vez más al país. El primero es el alto nivel de organización social en Cantel, con mucha participación comunitaria en varias organizaciones sociales y en radios y otros medios comunitarios. El segundo es la creciente desconfianza social en el modelo de desarrollo promovido por el estado. Esta desconfianza generalizada obligó a la municipalidad de Cantel a proporcionar Q33,000 al proceso de la consulta, y convenció a la organización guatemalteca Serjus para proporcionar otros Q45,000. El tercero es la disposición de tantos vecinos para sacrificar su tiempo y energía de manera voluntaria por el bien común. Estos tres factores muestran el poder creciente de la sociedad civil rejuvenecida, aun recuperándose del conflicto armado y enfrentando nuevas presiones.
‘La cuestión acá es que, los beneficios solo son para pocas personas, para unas empresas, para unas familias, pero el daño es para la población.’
Alcaldes comunitarios y otros líderes convocaron a las primeras reuniones entre los miembros de las varias organizaciones sociales de las comunidades de Cantel. Esto incluye a los comités de agua, que se encargan de la conservación de agua, tuberías, y los proyectos de reforestación; los cocodes; las organizaciónes de mujeres; las comisiónes de salud; el grupo juvenil; la Iglesia Católica; y varias iglesias evangélicas.
Crearon cuatro comités: información, finanzas, jurídica, y logística. Las responsabilidades fueron repartidas según la experiencia y disponibilidad de los participantes. Ningún compromiso tenía remuneración alguna. Estos comités se coordinaron para organizar y dar a conocer decenas de asambleas populares en las diversas comunidades de Cantel para sensibilizar a la población sobre los riesgos de la minería en Cantel percibidos por los organizadores. Y a cada asamblea, cientos de vecinos asistieron. Estos riesgos incluían amenazas contra los nacimientos de agua en las montañas y bosques espesos, tanto como para los cultivos del municipio. La mayoría de las familias de Cantel se ganan la vida con sus cultivos. El valle alto en que Cantel se ubica es sumamente fértil, y su aire es igual de fresco. Hay varias iniciativas de reforestación en Cantel porque los vecinos saben que los árboles descontaminan el aire e impiden las inundaciones.
En los meses antes de la consulta, el Consejo Permanente se enfocó en la concienciación, en español y k’iche’, a través de mantas, volantes, afiches, televisión y sobre todo, las radios comunitarias locales. Serjus, una organización de acompañamiento jurídico y logístico para el desarrollo y lucha comunitaria, proporcionó materiales sobre la minería en las asambleas, y ofreció capacitaciones sobre la planificación, evaluación, y estrategia.
El gobierno suele ignorar las consultas comunitarias. Por eso, el Consejo Permanente sigue reuniéndose cada 15 días. Llama a todas las organizaciones de Cantel para que se sumen a la lucha de defensa del territorio.
Cantel Votes
By Richard Brown
139 for, 23,391 against. This was the vote-count on November 9th, 2014, in Cantel’s consulta comunitaria, organized by local government and civil society so that Cantel could vote on whether it approved of mining and mining-related exploration in its territory. Cantel is a collection of communities of around 40,000 people located just southeast of Xela. The vote was called because international mining giant Bogotá has requested a license to explore and mine in an area of 97 square kilometers that includes parts of Cantel, Zunil, Almolonga, Xela, Totonicapán, Santa Catarina Ixtahuacán, and Nahualá. Organizers say the corporation is looking for gravel and similar construction resources.
Josué Sacalxot, member of the local Youth Collective and the Permanent Committee for the Defense of Life and Territory of Cantel, explained the vote’s result: ‘It’s not that we’re against progress… The problem here is that the gains are for only a few people, a few businesses, a few families, but the harm is for the population.’
Cantel is the first area to organize a vote on the megaproject, and now Zunil may be preparing to follow Cantel’s example.
But, ‘it wasn’t easy,’ said Martín Aguilar, founder of a K’iche’ language and culture academy and subcoordinator of the consulta’s information committee. The first meetings to publicize the possibility of mining activity in Cantel were organized a year before the vote by local members of the Consejo Maya K’iche’. The process of organizing the consulta took six months, and required an intense, prolonged, and community effort. In fact, the consulta was an expression of three phenomena that increasingly reflect other parts of the country. The first is the high level of social organization in Cantel, with much community participation in civic groups and in community radio and other local media. The second is the willingness of so many community members to sacrifice time (in many cases hundreds of hours for the consulta) to volunteer for the common good. The third is the growing social mistrust of the development model promoted by the Guatemalan government. This broad mistrust, combined with the other two factors, obliged Cantel’s central authorities to provide Q33,000 to the process of the vote, and convinced the Guatemalan NGO Serjus to provide another Q45,000. The combination of these three factores illustrates the growing power of Guatemala’s civil society, which is facing new pressures while still recovering from the 36-year civil war that ended in 1996.
“The problem here is that the gains are for only a few people, a few businesses, a few families, but the harm is for the population.”
Community mayors and other leaders organized the first meetings by calling on members of the various civic groups of Cantel’s communities to participate. These included local water committees that manage water supplies, plumbing systems, and reforestation campaigns; local cocodes, or development councils that are part of the formal government structure; women’s organizations; health committees; youth groups; the Catholic Church; and various evangelical denominations.
The first meetings created four committees to move forward: information, finance, legal, and logistics. Responsibilities were assigned based on the experience and availability of those in attendance. No position came with any pay. These committees organized and publicized dozens of popular assemblies in Cantel’s communities to raise awareness about the risks they perceived of mining activity in Cantel. Hundreds of people attended each assembly. The risks raised included pollution of the mountain springs that water Cantel, and of crops and air.
The majority of Cantel’s residents make their living from their crops. There are various reforestation projects in Cantel because locals know that trees clean the air and prevent floods. In the months before the vote, the Permanent Committee focused on publicity in Spanish and k’iche’, using banners, flyers, posters, local television spots, and, especially, community radio stations. Serjus, an NGO that provides legal and logistical support to community movements, provided materials on mining and provided community organizing training in planning, strategy, and other areas.
The Permanent Committee is still meeting every 15 days to support the vote and to systematize a permanent defense of Cantel. They consider this necessary to defend their territory from the aggressions of Guatemala’s polico-economic system. Many other similar consultas have been ignored by the government and industry. They call on all organizations in Cantel to join the struggle for the defense of its territory, and national and international organizations to stand in solidarity.