La edad sí importa
POR EMMA GÓMEZ
Este año, más de 70 organizaciones de sociedad civil y estatales han hecho incidencia para impulsar el objetivo de modificar los artículos 173 y 173 “bis” del Decreto 17-73, Código Penal, relacionados con los delitos de violación y agresión sexual.
La iniciativa 6430 busca reformar la Ley Para Prevenir el Abuso Sexual Infantil ante la alarmante escalada de violencia sexual contra la niñez y adolescencia en Guatemala. La propuesta de ley promueve aumentar la edad mínima del consentimiento sexual, pues actualmente está a partir de los 14 años.
De acuerdo a las estadísticas cada día se reportan en el Registro Nacional de las Personas (Renap) unos 30 mil nacimientos donde la madre es menor de edad; y en siete de cada 10 casos, la pareja de la niña es una persona mayor de edad.
En una publicación del medio de comunicación No Ficción se informa que, en 2024, se reportaron dos muertes maternas en niñas menores de 14 años, y 15 muertes maternas en adolescentes entre 15 y 19 años. En la edición se cita los datos de la Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil (Niñez menor a cinco años de edad) (ENSMI) 2014-15 y, la línea base de Sesan y el Observatorio en salud sexual y reproductiva OSAR Guatemala, enero del 2024, revela una preocupante relación entre el embarazo en la adolescencia y la desnutrición infantil.
Datos preocupantes
Mayor número de hijos: Entre más temprana sea la edad del primer nacimiento, mayor es la probabilidad de que las mujeres tengan más hijos.
Embarazo adolescente prevalente: El 43% de las mujeres en Guatemala tienen al menos un hijo antes de cumplir los 20 años.
Desnutrición y maternidad adolescente: Casi el 60% de los niños con desnutrición crónica nacen de madres adolescentes.
Los hijos de madres adolescentes tienen una mayor probabilidad de sufrir desnutrición crónica, perpetuando un ciclo de pobreza y vulnerabilidad.
Otro factor que influye en la variación de estas cifras en diferentes regiones es el sistema patriarcal donde las niñas son objetos y propiedad de los hombres. En el 90% de los casos familiares, el agresor es una persona cercana, de estos, en el 30% de los casos el papá de la niña es el agresor. Costumbres y tradiciones de rapto o robo, parte de la reparación en algunas comunidades, es dar a la niña al violador para que se haga cargo de ella.
“Para algunas madres jóvenes, el embarazo y el parto son planeados y deseados. Sin embargo, para muchas otras, no. Muchos factores contribuyen a esto: las adolescentes pueden sentir presión para casarse y tener hijos temprano, tener pocas oportunidades educativas o laborales, no saber cómo evitar un embarazo o acceder a anticonceptivos, tener dificultasdes para rechazar relaciones sexuales no deseadas, o enfrentar coacción sexual”, según UNFPA.
Thelma Suchí, integrante del Observatorio de Salud Reproductiva (Osar) comenta que la iniciativa 6430 busca reformar la Ley Para Prevenir el Abuso Sexual Infantil, a través de la cual, aumentaría la edad de consentimiento de 14 a 18 años. Es un paso que se da para avanzar para proteger a las juventudes. Sin embargo, lo que verdaderamente urge es una ley para impartir los temas sobre Derechos Sexuales y Reproductivos.
“Lo que es necesario es más formación y educación para la niñez y adolescencia, pues cuando se reportan casos de embarazos en menores se obliga a la unión de hecho y a una maternidad forzada. Es importante unir fuerzas de las autoridades estatales y sociedad civil para evitar más casos sobre violencias”, agregó Suchí.