7 años después de la sentencia, seguimos recordando: ¡Sí hubo genocidio!
En septiembre de 2015, la ONU decidió convertir el 9 de diciembre en el Día Internacional para la Conmemoración y Dignificación de las Víctimas del Crimen de Genocidio y para la Prevención de ese Crimen, en recuerdo de la Convención firmada en 1948 sobre este delicado tema. Durante la historia son muchos actos de genocidio que se han registrado, uno de ellos liderado por el gobierno alemán de Adolf Hitler que golpeó duramente a los judíos porque la mayoría de los banqueros y comerciantes eran practicantes de esta religión.
Guatemala sufrió uno de los períodos represivos más violentos y devastadores de la historia en la década de los años sesenta y ochenta. De 1960 a 1996 se llevó a cabo un enfrentamiento armado interno, la Comisión para el Esclarecimiento Histórico –CEH- estimó más de 200 mil víctimas y alrededor de 40 mil personas desaparecidas, entre ellas, 5 mil niñas y niños. Según la CEH, el 83% de las víctimas pertenecían a pueblos mayas (uno de los casos más dramáticos, el de Dos Erres, una aldea en la selva de la región de Petén, que fue borrada de la faz de la tierra por los soldados del gobierno en diciembre de 1982). Un millón de personas fueron forzadas al desplazamiento y 400 aldeas fueron completamente destruidas.
Durante más de tres décadas, Guatemala fue afectada por esta guerra que golpeó enormemente a la población, se registraron desapariciones, violencia sexual, atentados en contra de la prensa, violación a los derechos humanos, desplazamientos, torturas, masacres y familias desintegradas fueron las consecuencias. Según el informe de la Federación Internacional por los Derechos Humanos -FIDH – GENOCIDIO EN GUATEMALA: RÍOS MONTT CULPABLE, fue durante el régimen del general José Efraín Ríos Montt en el cual se generó mayor violencia que bajo una estrategia contrainsurgente. El Ejército de Guatemala llevó a cabo ataques contra poblaciones de áreas que supuestamente habrían prestado apoyo social a las fuerzas guerrilleras contrarias al gobierno.
Un tribunal de Guatemala reconoció que la comunidad Maya Ixil fue víctima de genocidio hace más de tres décadas, sentando así un precedente en la lucha del país contra la impunidad. Un grupo de expertos de la ONU en derechos humanos instó a completar la tarea procesando penalmente a los responsables. El 10 de mayo de 2013, el Tribunal Primero de Mayor Riesgo de Guatemala declaro al general José Efraín Ríos Montt culpable del delito de genocidio y de delitos contra los deberes de la humanidad. El comandante en jefe de las fuerzas armadas de la época fue condenado a 80 años de cárcel por genocidio. La condena fue revocada días después por un amparo impuesto por su abogado.
El programa de Acompañamiento a la Justicia de Transición –PASJUST- dio seguimiento al primer caso de genocidio, siendo la víctima Elena de Paz, sobreviviente del conflicto armado interno y de violación sexual. Ella relata: “La última vez que salimos para la montaña, recuerdo a los aviones que pasaban diciendo: gente… ¡entréguese! ¡Ya va a venir la paz! ¡Tenemos comida! Ya no aguantábamos el hambre, no teníamos casa, no teníamos cosecha ni animalitos porque todo lo habían destruido, estábamos desesperados y entonces mi mamá decidió entregarse al destacamento porque se cansó. En vez de recibirnos de buena manera, fue allí donde nos hicieron el daño”. En 1982, Elena, de 12 años de edad, y su madre fueron violadas por soldados del Destacamento Militar de Tzalbal, del municipio de Nebaj, en el departamento de Quiché. Su madre murió como consecuencia de las agresiones.
Hoy, que se conmemora la Dignificación de las Víctimas del Crimen de Genocidio y para la Prevención de ese Crimen, queremos recordar que en Guatemala, ¡sí hubo genocidio! y ante estos hechos condenamos todo acto de violación a los derechos humanos, la represión, la masiva desaparición por parte del gobierno, el acaparamiento de territorio que ocupaban los Indígenas y la eliminación miembros de la guerrilla, que bajo so voluntad o no, eran personas Indígenas, olvidadas por el Estado. Anqué la condena hacia Ríos Montt fue revocada, familias y víctimas del conflicto no olvidan que la sentencia estableció que las Fuerzas Armadas utilizaron las técnicas más brutales de violencia contra la población civil, incluyendo asesinatos, torturas, tratos crueles e inhumanos, violencia sexual y desplazamiento forzado, causando la destrucción física parcial de la población Ixil.
Sabemos que las repercusiones del genocidio sobre las víctimas sobrevivientes del conflicto nunca podrán ser reparadas en su totalidad, y jamás existirá condena que pueda hacer total justicia. Sin embargo, esta información debe seguir siendo divulgada, para que no se olvide la historia de Guatemala, y que no se olviden las víctimas y defensores de derechos humanos que fallecieron en la búsqueda de justicia. Que no queden en el olvido los nombres de aquellos que fueron silenciados por denunciar dichos actos, como Monseñor Juan José Gerardi Conedera). Que las nuevas generaciones conozcan lo que pasó y que aquí hubo genocidio contra los Pueblos Indígenas.