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La desaparición de la nieve italiana

Por Massimo Basano, artesano y escritor italiano

Para los nacidos dentro de los trópicos siempre seguirá siendo un misterio la relación que une a los hombres con la nieve. Sin embargo, en el norte de Italia, donde yo vivo, es un vinculo fundamental para el equilibrio de los ciclos naturales.

Hace veinte años, la nieve aparecía a principios de Diciembre y seguía cayendo, con mayor o menor intensidad, hasta el final del invierno. Durante dos meses la naturaleza se escondía bajo una manta blanca y suave que la protegía de los rigores del invierno y le daba su merecido descanso anual. Con el pasar de los años la nieve aparecía cada vez menos, hasta desaparecer totalmente durante toda una década. Hoy en día, el invierno se ha convertido en una temporada anómala, caracterizada por temperaturas suaves, que se alternan con breves períodos de heladas fuertes.

El calentamiento global se esta acelerando. Según la Coldiretti (Asociación Nacional de Agricultores italianos), el 2014 fue el año con las temperaturas más altas desde 1880, año en el que comenzaron a medirse.  Con un aumento medio de la temperatura de 1,45 °Celsius, una de las consecuencias directas de este fenómeno es la drástica disminución de las nevadas. La nieve es un componente esencial de nuestro ecosistema: su manto protege la naturaleza de las bajas de temperaturas y proporciona agua y nutrientes para el crecimiento vegetativo; también determina el flujo de los ríos durante el deshielo de la primavera y contribuye a la formación de las reservas de agua para los períodos de sequía del verano.

La escasez de nieve provoca un despertar vegetativo prematuro, exponiendo los cultivos a intensas heladas, aumentando la proliferación de las infecciones por hongos e insectos que dañan a las plantas. Según la misma Coldiretti, el cambio de clima ya ha tenido graves efectos sobre las cosechas “Made in Italy” en el 2014: se registraron perdidas que van desde el 35% del aceite de oliva, al 15% para el vino, hasta el 50% para la miel, mientras la cosecha de castañas también se ha reducido hasta un mínimo histórico.

O como en Perú, donde el 40% de la superficie de los glaciares ha desaparecido desde los años 70, y donde el enorme Río Santo se esta secando, ya que el glaciar que lo alimentaba ya se ha derretido.

Imagina estos problemas en un país como Pakistan, un país empobrecido y destrozado por la guerra, con una población tres veces más grande que Italia, donde las tensiones por la escasez de agua aumentan cada día. El 80% del caudal del río Indus, el más importante del país, proviene del deshielo de glaciares y nieve. O como en Perú, donde el 40% de la superficie de los glaciares ha desaparecido desde los años 70, y donde el enorme Río Santo se esta secando, ya que el glaciar que lo alimentaba ya se ha derretido. Por primera vez en miles de años la desaparición del hielo en Perú ha dejado al descubierto rocas de metales preciosos. Además el agua derretida lleva consigo metales pesados tóxicos, como arsénico, hierro o cadmio, que provienen de las rocas y acaban en el subsuelo. Este problema esta creciendo más rápido de lo esperado, y se espera que afecte pronto a toda la región Andina, incluyendo a Chile, Ecuador y Bolivia. Expertos en Califorma, mientras tanto dicen que el estado esta experimentando la peor sequía en 1200 años y que las reservas de nieve en las montañas están solo al 5% de su media histórica.

El aumento de las temperaturas en invierno no implica, como se podría pensar, veranos calurosos. Al contrario, durante los últimos dos años se registraron veranos con temperaturas por debajo de la media. Con tormentas frecuentes y violentas causadas por el sobrecalentamiento, que tiene un impacto nocivo sobre los ciclos naturales – especialmente en el agua – causando anomalías en todas las estaciones.

En la actualidad, datos científicos demuestran la estrecha relación entre el cambio climático y la intervención humana en los mecanismos naturales, a través de la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) para la producción de energía, el transporte, las emisiones industriales y domésticas, la deforestación, los basureros, etc… A diferencia de todas las demás especies  de animales, respetuosas los ciclos naturales, el hombre sigue alterando por razones egoístas el equilibrio natural. Aunque las consecuencias  de estas acciones son cada vez más dramáticas, no existe  voluntad de poner fin a estas intervenciones destructoras y  realizar cambios para reconstruir una relación positiva y equilibrada con el medio ambiente.

La falta de nieve es sólamente una señal de alarma por el deterioro de nuestra relación con la naturaleza, una parte esencial de nuestro ser. Tal vez por eso cada invierno, podrás escucharnos gritar “¡¡¡ESTA NEVANDO!!!”, mientras levantamos los ojos al cielo y sonreímos.