La Emancipación de la Mujer y el Reguetón
Por: Keren Escobar
Es increíble cómo algunas cosas que consideramos detestables pueden significar lo contrario para alguien más. Esto sucede con el Reguetón, que tiene raíces muy bellas, aunque el género como tal sea detestable por una gran multitud (aunque gustado también por grandes masas).
Diferentes tipos de música, han estado presentes a lo largo de la historia del humano pues es la manifestación de las inquietudes colectivas e individuales. El jazz, blues, y el reggae son géneros musicales que vienen de la madre África, géneros que fueron un pilar fundamental en las luchas sociales, políticas y económicas. Las protestas por la desigualdad, la violencia, la xenofobia, y manifestaciones en contra de muchas otras violaciones a la dignidad humana, eran orquestadas con música y baile en Estados Unidos y partes de Europa para después ser replicadas en Latinoamérica.
Estos géneros fueron mal vistos al inicio porque eran tocados por y para la comunidad afroamericana y no eran géneros respetados; más bien, fue el tiempo el que les dio su valor. De esta historia de búsqueda de libertad a través del arte que los barrios más pobres y excluidos dirigían, surgen otras manifestaciones y dinámicas que buscan igualdad, cohesión social y denuncia ciudadana; además nacen y son influenciados nuevos ritmos musicales que se convierten en géneros. Recientemente, otro género nació y está presente en la historia actual y en gran parte del mundo: el Reguetón.
A inicios de los años 90´s, en Panamá, Puerto Rico y Colombia se empezó a utilizar el ritmo base que conforma el Reguetón conocido como “dembow”. Además, se lanzaron canciones Reggae traducidas al español, pero fue en Puerto Rico donde surgió concretamente el Reguetón que hoy conocemos, influenciado por el rap estadounidense y como una herramienta de expresión de los barrios pobres y excluidos. Cabe mencionar que Puerto Rico tiene el estatus de Estado Libre Asociado a los Estados Unidos, país que ejerce una fuerte influencia de la industria cultural, política y económica, y esto es fundamental para entender porque el género del Reguetón se ha alejado tanto de la denuncia social y se vuelve tan comercial.
Además de comercial, la historia y la sociedad han descrito al reguetón como un género que pertenece a los hombres, pero… ¿qué género no lo ha sido? La exclusión de las mujeres en el campo artístico es ampliamente conocida, y muchas de ellas han tenido que esforzarse más que el género masculino para sobresalir. Aunque desde los inicios de esta música hubo mujeres participando en su creación, ello ha continuado en un grado mínimo.
Existe una discusión que plantea si las feministas y mujeres en general deben o no escuchar, bailar y gustar del Reguetón, que ha sido catalogado por mucha gente como vulgar, decadente y abusivo. Sin embargo, recientemente, el género femenino ha tratado de hacer un Reguetón a su manera, ganando espacio rápidamente. Lo más interesante es que se ha empezado a responder a los mensajes machistas, sexistas y misóginos que caracterizan a la mayoría de canciones de este género, y las nuevas letras, abordan discursos para reivindicar a la mujer, tomando este tipo de música desde una visión más feminista.
Es un hecho que los cuerpos de las mujeres son objeto de violencia y sexualización en la sociedad latinoamericana. Cuando se utilizan para publicidad o como objetos de violencia, la sociedad lo tolera, pero si el cuerpo busca la emancipación, el placer, la denuncia o simplemente la libertad de las mujeres por parte de las mismas, entonces se condena. Esto incluye el movimiento del cuerpo, y es de hecho una de las manifestaciones que el sistema siempre ha querido controlar. El perreo por ejemplo, (como se conoce al baile que acompaña el Reguetón), es bastante sexual, sensual y desinhibido, y la danza puede tener una relación directa con la energía, con la expansión, con el cuerpo pero también con el espíritu. Si se prohíbe o estigmatiza un baile porque no es apropiado para las mujeres, se prohíbe la libertad, pues las mujeres queremos bailar cualquier género musical sin ser catalogadas, juzgadas o violentadas.
Cuando “se perrea” muchos hombres piensan que tienen el derecho de transgredir y propasarse con los cuerpos de las mujeres; y se les quiere convertir en su propiedad. El hecho de bailar libremente, el hecho de expresarnos, sin ser objeto de nadie y declarar que el baile no nos obliga a nada y que podemos tener intimidad con alguien cuando nosotras decidamos hacerlo es una lección y transgresión directa a un sistema machista. En las letras de este nuevo Reguetón propuesto por mujeres, se están escuchando nuevos discursos que hablan sobre la reconciliación con nuestros cuerpos, el placer que merecemos, la independencia económica que podemos tener, la denuncia del abuso a la mujer e incluso la prevención de la violencia a la mujer, retomando la música social desde lo popular.
Día con día aumentan las voces de las activistas y artistas que reivindican el Reguetón y con esto rompen con el machismo que rodea este género. La música no debería ser propiedad de nadie ni exclusiva para un solo grupo de la sociedad; la música es universal. Por el tempo y ritmo que caracteriza al Reguetón, -que es tan parecido a los latidos del corazón- es muy pegajoso y se queda metido en el subconsciente, ¿Cómo se puede luchar contra un ritmo que nos recuerda a estar en el vientre de nuestra madre? Parafraseando una conocida frase…si no puedes contra el Reguetón, ¡únetele! Pero úntele, apropiándote de él, reescribiéndolo desde un enfoque de género y empoderamiento de la mujer, haciendo revolución, cuestionando su discurso y estética. Arrebatarles esa connotación malévola contra las mujeres, es enviar un nuevo mensaje de sororidad y emancipación.
Foto de portada: Prefectura Guayas