Curanderas y el arte del chamanismo
POR VERÓNICA DI MAGGIO
En contraste con la percepción occidental del chamanismo, el curanderismo representa un enfoque holístico del bienestar, nacido del entrelazamiento de las tradiciones indígenas centroamericanas con influencias europeas y africanas.
Las “curanderas” son figuras centrales en este sistema, que incluyen roles como curanderas, sacerdotisas y consultoras, que trabajan tanto en el cuidado del cuerpo como del alma.
El curanderismo tiene profundas raíces que se remontan a la Conquista del siglo XVI, cuando las tradiciones de los pueblos indígenas a menudo se contrastaban con los colonizadores europeos, pero que se fusionaron con las influencias africanas a través del comercio de esclavos.
Los Aj’quij, o contadores de tiempo, son considerados custodios de la tradición maya y son vistos como curanderos y sabios, lo que refleja la importancia de la continuidad cultural en el proceso moderno de curación de las Américas.
La conquista europea de Centroamérica y América Latina trajo consigo la difusión de la concepción de la superioridad de la “raza blanca”, que a menudo denigraba las tradiciones y costumbres de los pueblos indígenas como supersticiones sin valor. Sin embargo, con la influencia del comercio de esclavos africanos y sus tradiciones, el fenómeno de la curación se extendió aún más, mezclándose con las prácticas de las Américas.
Esta fusión cultural y religiosa durante el período colonial unió el arte de la curación de las Américas con el vudú de África, creando una forma de sincretismo que ha influido profundamente en las prácticas espirituales y curativas de la región.
El término “curandero” no sólo denota el acto de curar, sino también de presidir los servicios religiosos. Estas prácticas están dedicadas a la curación de enfermedades físicas y espirituales, a la eliminación de los malos hechizos de los espíritus o de las deidades furiosas. Además, ofrecen consejos mediante la adivinación y trabajan para traer buena fortuna, todo con el objetivo de mantener un equilibrio armónico entre lo interno y lo externo, tanto en el individuo como en la comunidad.
El curanderismo es una práctica curativa tradicional que involucra diferentes técnicas y rituales, a menudo con raíces en las culturas indígenas de América Latina. Se trata de un proceso que puede dividirse en tres fases principales:
1. Contacto inicial: – Durante esta fase, el curandero establece contacto con el paciente. El paciente expone sus problemas, que pueden afectar el cuerpo, la mente o el alma. El curandero usa elementos naturales como hojas, conchas o semillas para conectarse con sus aliados espirituales. Este paso es crucial para entender las razones detrás del problema del paciente.
2. Tratamiento: – Una vez identificada la causa del desequilibrio, el curandero procede con el tratamiento según la tradición. El tratamiento puede incluir la prescripción de medicamentos herbales para problemas físicos, o acciones rituales como oraciones, donaciones o baños de energía para problemas del alma. Estas prácticas tienen como objetivo restaurar el equilibrio y la salud del paciente.
3. Mantener el contacto espiritual: – El chamán actúa como intermediario entre los mundos físico y espiritual. El altar es un elemento fundamental de esta conexión, representando el lugar donde el chamán interactúa con los espíritus aliados. Para mantener su favor y poder curativo, el curandero debe ofrecer regalos a los espíritus, como tabaco, incienso y, en raras ocasiones festivas, incluso animales. Sin estas ofrendas, el curandero corre el riesgo de perder su capacidad de curar.
Estas fases reflejan la importancia del equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu en el curanderismo, así como la necesidad de mantener una relación armoniosa con el mundo espiritual para garantizar la salud y el bienestar del paciente.
El componente fundamental del Curanderismo, por lo tanto, es encontrar y establecer el equilibrio energético y personal. Este proceso se conoce como “recapitulación”, una práctica de higiene energética personal. La recapitulación te permite revisar y liberar la energía atrapada en experiencias pasadas y restablecer el equilibrio interior.
Para el hombre moderno, la recapitulación es una técnica que tiene como objetivo borrar la idea del yo en términos de recuerdos y relaciones con las personas a lo largo de la vida. Esta práctica se basa en un concepto energético: cada vez que interactuamos con alguien, se produce un intercambio de energías. Gran parte de nuestra energía se desperdicia continuamente debido a preocupaciones o emociones fuertes. La estrategia de los chamanes consiste en recuperar y traer esta energía de vuelta al presente.
Los videntes del antiguo México se dieron cuenta de cómo las interacciones sociales perturbaron y desintegraron estas energías; el egoísmo, las decepciones, las expectativas y las demandas siempre han agotado nuestra energía.
La recapitulación no es solo un proceso de recuperación de energía, sino también una práctica de conciencia y reflexión personal. Aplicar esta técnica es una cuestión de disciplina que lleva a desarrollar “sobriedad”. Tenga cuidado, no es una técnica para eliminar traumas, pero su importancia energética puede llevar a eliminar lo que bloquea el punto de reunión, facilitando los sueños lúcidos y las prácticas de clarividencia.
En la práctica chamánica descrita, el proceso ocurre durante el aprendizaje en varias etapas estructuradas que implican preparación, concentración y visualización. He aquí una descripción detallada:
1. Seleccionar un lugar: Comience por elegir un lugar tranquilo donde no se le moleste, lo cual es esencial para mantener la concentración y crear un ambiente tranquilo para la práctica.
2. Preparación mental: Antes de comenzar la práctica, procedemos por la compilación de una lista de situaciones que queremos recordar y analizar. Los chamanes sugieren comenzar con las relaciones amorosas y luego continuar con una lista de todas las personas que has conocido en tu vida.
3. Escribir la lista: El acto de escribir esta lista ya es un paso significativo. Este proceso ayuda a fluidificar el “punto de ensamblaje” y promueve la entrada en un estado alterado de conciencia, gracias al uso de la memoria.
4. Visualice la escena: Una vez que seleccione una escena de la lista, se enfoca en ella en su mente. Tratamos de visualizar la escena con el mayor detalle posible.
5. Toque del hombro: Con la escena claramente en mente, usted toca su hombro derecho con la mano derecha. Este gesto sirve para enfocar la atención y conectarse físicamente con el proceso.
6. Movimiento del mentón y respiración: Mueva el mentón hacia el hombro derecho mientras inhala profundamente. Luego, mueva la barbilla hacia el hombro izquierdo mientras exhala.
Este movimiento de la cabeza y la respiración sirve para “borrar” la escena de la mente, liberándose de la carga emocional o de la energía negativa asociada con ella.
Al repetir estos pasos para cada escena o situación de la lista, usted trabaja en un proceso de limpieza y liberación interior. Este método chamánico combina elementos de meditación, respiración controlada y visualización para lograr un estado de mayor conciencia y bienestar emocional.
En este artículo sólo he mencionado una pequeña parte del arte de los curanderos, un arte fascinante lleno de secretos y cultura. Sólo al entrar en contacto con la cultura guatemalteca y visitar algunas zonas de Guatemala se puede tener una idea más clara de lo fascinante que es. Espero volver pronto a este país y sumergirme aún más en el descubrimiento.
Verónica Di Maggio es una italiana de 32 años. Vive en Londres desde hace nueve años y trabaja en el mundo de la moda. En su tiempo libre se dedica a la fotografía y se enfoca en documentar las culturas de los lugares a los que viaja.