Vulnerabilidad y desastres: Sinónimo de desinterés
Por: Yessica Pastor
El pasado mes de noviembre, Guatemala fue azotada nuevamente por dos tormentas, Iota y Eta. Mientras algunas personas se enteraban por distintos medios sobre del desarrollo de estos fenómenos climáticos, otros eran protagonistas de estas situaciones catastróficas.
La vunerabilidad ante desastres naturales en Guatemala es un problema que arrastramos desde hace mucho y que empeora año con año. Como ya es costumbre, la respuesta del gobierno ante estas últimas dos tormentas fue tardía y deficiente. Ya ha pasado más de un mes y muchas familias de las zonas afectadas siguen a la deriva y sin tener una solución a sus problemas. Pero esta vulnerabilidad no es un hecho aislado, la misma responde a los problemas sociales en los que se encuentra sumido el país. Las limitaciones que tienen los individuos y las familias para cubrir sus necesidades básicas, imposibilita la capacidad de respuesta ante estas situaciones. Por supuesto, el principal responsable es el gobierno que genera y promueve una estructura social, económica y política que no hace más que perpetuar estas condiciones, asegurándose con ello que exista una sociedad con desigualdad y por lo tanto fragmentada.
Distintos estudios demuestran que muchos de los municipios del país tienen un alto porcentaje de vulnerabilidad social. Tan solo con revisar la mayoria de los planes de desarrollo municipal, elaborados por Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia de la República de Guatemala SEGEPLAN, se puede observar los altos niveles de vulnerabilidad social. Asimismo, en la sección denomidada gestión de riesgo, la mayoría de estos documentos describe muy bien las amenazas y la situación de vulnerabilidad de los municipios, como también los aspectos que se deben considerar para evitar que éstos se conviertan en riesgos para las comunidades. Sin embargo y a menudo, en la operativizacion de estos planes se va perdiendo el objetivo y por lo tanto, las cosas siguen igual o peor.
Está claro que por sus características Guatemala es un país muy propenso a las amenazas de carácter natural y que para reducir la frecuencia de los desastres causados por factores ambientales, sobre todo los atmosféricos; por ello es necesaria la creación de Planes de Ordenamiento Territorial apropiados y ajustados a las realidades de cada localidad. No obstante, esto no será posible en tanto la estructura del Estado se mantenga tal cual está. Por eso, mientras no nos detengamos unos minutos y no reflexionemos sobre nuestro papel como ciudadanos guatemaltecos, pensando en a quienes damos nuestro voto para ocupar los puestos públicos, si no exigimos y pedimos cuentas a nuestras autoridades locales, o si no hacemos valer nuestras demandas ante el gobierno, de nada servirá tanto documento burocrático; porque entonces el problema se repetirá el próximo año y el siguiente y así sucesivamente.
Seamos un poco empáticos con la realidad que viven otros guatemaltecos; esto es no solamente sentir pena y conformarnos con elevar una oración, o hacer una donación para aliviar nuestra conciencia y luego cerrar el tema. Debemos pensar de manera colectiva, porque mañana quizás no sea una tormenta la que afecte al país, sino talvez una sequía, una helada, un terremoto o cualquier otro fenómeno natural para el que no estamos preparados y quizás nos afecte mucho más directo.
Recordemos que las causas de los problemas de este mundo no solo se deben a las personas que actuan con maldad, sino también en gran medida a la actitud contemplativa del resto. Como dijo Martin Luther King, el reconocido defensor de los derechos civiles de las personas afroamericanas y pastor de iglesia: “No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”.
Imagen: Orlando Sierra