Orgánico, Artesanal… ¡y Dulce!
Por: Yessica Pastor
Desde tiempos antiguos, la miel ha sido considerada un producto especial debido a su extraordinario sabor y sus múltiples propiedades medicinales. Aunque en Guatemala, la producción de miel artesanal con abejas nativas sin aguijón data desde tiempos precolombinos, en la actualidad son muy pocos los productores y agricultores que trabajan con estas especies, prefiriendo a la Apis mellifera (proveniente de Europa, África y parte de Asia), por su capacidad para producir mayor cantidad de miel en comparación con otras especies nativas de esta región.
Además de esta razón, se prefiere a la Apis mellifera por la alta vulnerabilidad de las abejas nativas a cambios medioambientales, lo cual genera mayores cuidados y preocupaciones para los productores. Además, encontrar un mercado para este tipo de miel resulta sumamente difícil considerando que su precio es mucho más alto que el de la miel convencional. Evidentemente, la producción de miel de abejas nativas en Guatemala resulta por tanto, poco conveniente para los agricultores.
La demanda de esta miel es baja debido a que es un producto poco conocido y su precio elevado no permite que se comercialice a gran escala, restringiéndose en muchos casos, al consumo familiar y/o local. Entonces, si consideramos que de por sí, en Guatemala la miel es considerada como un artículo de lujo, la miel producida por abejas nativa (por lo general la más comercializada es la del género melipona) lo es aún más.
Ahora bien, ¿por qué es tan difícil competir con los precios de la miel en el mercado global? Una de las razones es que, en la industria de la miel, existe una competencia perversa y deshonesta que permite que la miel sea adulterada con aditivos baratos. Si consideramos que debido a la pérdida de abejas a nivel mundial la producción de miel cae anualmente de manera drástica, y que al contrario la demanda de este producto va en aumento, esto es indicio de que no puede haber un equilibrio razonable en este proceso.
Afortunadamente, día con día los productos naturales obtienen mayor relevancia, y más personas están interesadas en conocer el origen de la comida que consumen. Esto le da una oportunidad a los meliponicultores (productores de miel de meliponas), quienes en la actualidad se enfrentan a múltiples retos para mantener sus colmenas y su producción. Las amenazas que enfrentan las abejas en Guatemala como a nivel mundial van desde la pérdida de hábitats por deforestación y urbanización, muerte por insecticidas, escasez de alimento por monocultivos, e incremento de depredadores por alteraciones en los ecosistemas.
Por eso es tan importante hacer un llamado a la reflexión y analizar que como consumidores responsables también podemos hacer cambios. El consumo de miel artesanal va más allá de obtener un producto natural y sano; también podemos apoyar a pequeños productores y contribuir así, de manera indirecta, en la conservación de una especie tan importante para la humanidad. Las abejas no solo permiten que degustemos ese extraordinario sabor de la miel, también permiten que lleve a cabo el proceso de polinización que es indispensable para la agricultura y la producción de alimentos.
Este próximo 20 de mayo se celebra el Día Mundial de las Abejas, creado para generar conciencia sobre la importancia de estos animales como principales polinizadores, así como para llamar la atención y remarcar las amenazas que sufren. Las abejas junto con otros polinizadores son indispensables en el suministro de alimentos; sin embargo, la constante pérdida de biodiversidad y la degradación de sus hábitats están haciendo que las poblaciones de abejas se reduzcan de manera dramática. La meliponicultura permite mantener especies de abejas nativas indispensables. Por eso, la próxima vez que consuma miel, procure informarse sobre cómo ha sido producida. ¡Anímese a ser un consumidor responsable!