Cambio Climático en Guatemala: Síntesis Práctica
— Por Dr. Edwin Castellanos, Co-Director, Centro de Estudios Ambientales y de Biodiversidad de la Universidad del Valle de Guatemala y Autor Principal, Quinto Informe Mundial sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC)
El cambio climático es definitivamente uno de los retos más grandes que actualmente enfrenta la humanidad, tanto en la búsqueda de acuerdos que limiten la generación de los gases contaminantes que causan este problema (llamados Gases de Efecto Invernadero), así como en cuanto a implementar medidas que nos ayuden a adaptarnos a los cambios que está causando esta alteración del clima. El cambio climático está afectando y llegará a afectar a todos los sectores importantes de la vida nacional, desde la producción de alimentos, la salud pública, la infraestructura y la misma seguridad pública.
A pesar de que ha habido mucha controversia en cuanto a la veracidad de este problema global, el año pasado mucha de esa controversia fue reducida con la publicación del Quinto Informe sobre Cambio Climático que presentó el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés). Esta organización creada por Naciones Unidas contó con un equipo de más de 800 científicos seleccionados alrededor del mundo, para escribir este informe sobre el estado del problema climático con el fin de informar a los países que se reúnen anualmente a negociar sobre las medidas a tomar para resolver este problema. Este año, dicha negociación ocurrirá en diciembre en Paris, y se tienen muchas expectativas de que todos los países incluyendo Guatemala lleguen con propuestas concretas sobre los niveles de reducción de emisiones a los que se comprometerán.
El Quinto Informe del IPCC presentó tres conclusiones contundentes. Primero, prácticamente no hay duda de que el planeta se está calentando. Esto se evidencia no solo por el aumento de las temperaturas alrededor del planeta, sino también por el derretimiento de los cascos de hielo en lugares como el Polo Norte y Groenlandia y también en los glaciares de los Andes y los Alpes. Adicionalmente, se ha observado un aumento en el nivel de los océanos.
Segundo, este calentamiento se debe principalmente a las actividades humanas que emiten los gases de efecto invernadero que aumentan la captura de calor en la atmósfera. Aunque sabemos que históricamente el planeta se ha calentado en múltiples ocasiones en el pasado, nunca el aumento de temperatura ha sido tan rápido, lo cual puede explicarse únicamente si se consideran influencias que se originan en actividades humanas tales como quema de petróleo y carbón mineral, agricultura y deforestación entre otras.
Y tercero, aunque se logre un acuerdo mundial para detener la generación de los gases contaminantes, el efecto de calentamiento mantendrá su influencia en el clima global al menos durante un siglo más. Esto implica que estamos forzados a adaptarnos a vivir con un clima más cambiante.
¿Qué efectos concretos podemos esperar para Guatemala? Investigaciones que hemos hecho en la Universidad del Valle de Guatemala preguntando a agricultores qué cosas han notado con el clima, muestran que ya es evidente un aumento de la variación del clima del país. Por su posición geográfica, Guatemala siempre ha tenido un clima muy variable, pero esa variabilidad ha aumentado mucho más en las últimas décadas. Por ejemplo, los agricultores reportan que es más difícil ahora predecir el inicio y el fin de la época lluviosa. Esto por supuesto les complica mucho determinar cuándo hacer la siembra. Las famosas “aguas de mayo” no han llegado en los últimos años ya que la época lluviosa ahora está establecida hasta junio. Por cierto, los también famosos zompopos de mayo cada vez se están convirtiendo más en zompopos de junio. Esto por supuesto ha aumentado considerablemente el problema de inseguridad alimentaria y hambrunas especialmente en el llamado corredor seco del país.
Vemos entonces que el cambio climático, a pesar de ser un problema que se desarrollará a largo plazo durante el resto del presente siglo, es un problema que ya está teniendo efectos fuertes que se agregan a los problemas ya existentes en el país como pobreza, hambruna y salud pública deficiente, entre otros. Y es esta pobreza, entre otras cosas, la que hace que el país sea altamente vulnerable a los embates de un clima más extremo. (Nota editorial: la tasa de pobreza en Guatemala sigue a más de 50% y la de desnutrición infantil entre niños menores de cinco años es más de 40%.)
El cambio climático se manifestará en nuestro país esencialmente como un problema de manejo de agua. Así como hemos tenido deficiencia de lluvias en los últimos dos años, en la década pasada las variaciones de clima se expresaron como un aumento en los eventos extremos de lluvia, no solo tormentas tropicales y huracanes, sino eventos de lluvias torrenciales que resultaron en inundaciones y deslaves con un saldo de muertos y damnificados muy considerable. Necesitamos entonces prepararnos para afrontar períodos intercalados de deficiencia de lluvia, a través de un aumento en nuestra capacidad de almacenamiento y movilización de agua, con períodos de exceso de lluvia donde tendremos que tener una mejor infraestructura para reducir los impactos de las inundaciones y la probabilidad de deslaves mortíferos.
La alternancia de períodos secos con períodos de exceso de lluvia continuará en las siguientes décadas, pero los modelos climáticos que se han desarrollado a nivel mundial y regional, muestran que a largo plazo, la región centroamericana experimentará una disminución gradual de la cantidad de lluvia. Uno de estos análisis muestra una disminución de un 13% en la lluvia del país para el año 2050 y del 27% para el 2100.
Aunque estos porcentajes podrían no parecer muy altos a primera vista, si pueden resultar en un aumento considerable del estrés hídrico que el país ya evidencia en varias regiones, particularmente las regiones orientales del país y las áreas al sur de los departamentos de Huehuetenango, Quiché y las Verapaces. Mucha de la falta de agua ya observada en estas y otras regiones del país proviene del mal manejo que hacemos de este recurso vital, especialmente en cuanto a la contaminación de aguas superficiales al descartar nuestras aguas servidas sin ningún tratamiento previo. (Nota editorial: Más de 90% de las fuentes de agua y más de 98% de los afluentes del país en Guatemala tienen contaminación bacteriológica.) Por tanto, el cambio climático pondrá una presión adicional para que Guatemala desarrolle una legislación adecuada para que podamos manejar y conservar mejor nuestro recurso hídrico.
El cambio climático también traerá temperaturas más altas lo que aumentará la probabilidad de tener regiones áridas y con menor productividad agrícola. Los modelos climáticos muestran un aumento de temperatura entre los 2 y los 4 grados centígrados en el transcurso del presente siglo. El nivel real de aumento de temperatura que se observará dependerá de los niveles de emisión de gases contaminantes que se tengan en todo el mundo.
Es por ello que la cumbre en diciembre en Paris es de suma importancia para el futuro de nuestra nación. Un acuerdo vinculante entre todos los países del mundo para reducir emisiones, especialmente los que más contaminan que en la actualidad incluyen a China, Estados Unidos, la Unión Europea y la India, permitirá mantener el aumento de temperatura en un rango debajo de dos grados centígrados o menos. Guatemala también debe hacer su propuesta de reducción de emisiones y la misma debería desarrollarse en un proceso participativo liderado por el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN).
Pero más allá de prestar atención a estas negociaciones, los guatemaltecos debemos empezar a trabajar conjuntamente para construir nuestros planes nacionales y locales de adaptación al cambio climático que estaremos enfrentando en el resto del presente siglo. La tarea y la responsabilidad son de todos, tanto gobierno como sociedad civil.