El trueno en la ciudad: Episodios de la lucha armada urbana de 1981 en Guatemala
Foto de portada: Reunión de guerrilleros y población civil, sin fecha. Colección del EGP. por Megan Thomas. Fuente: CIRMA
Por José Cruz/El Pensativo —
Mario Payeras cuenta, en tono sereno, la vertiginosa historia de la derrota del frente guerrillero urbano del EGP, ocurrida en 1981. En ese momento se enfrentaron de manera sorda y a veces trepidante, dos concepciones y dos prácticas militares antagónicas, en las calles y barrios de la ciudad de Guatemala.
El ejército, asesorado por agentes de inteligencia de Argentina e Israel, financiado por el gobierno estadounidense a través de sus aliados como la dictadura militar taiwanesa, y conducido por generales que sistematizaron una concepción contrainsurgente que puso en juego las tácticas más feroces contra su propio pueblo. Consiguió proteger con eficacia los privilegios de la vieja oligarquía y de la nueva casta militar. El adversario a derrotar por esta alianza reaccionaria, el frente urbano del EGP, fue una de las estructuras guerrilleras (como todas las de la URNG) cuyos métodos conspirativos, formación táctica, tipo de disciplina, concepción operativa y orientación programática, respondía fundamentalmente a una asimilación acrítica de la experiencia cubana.
El análisis que Mario hace de éste y otros episodios de la lucha guerrillera en este volumen y en otra de sus obras clave, Los fusiles de octubre, constituyen el cuestionamiento más serio y oportuno a las bases conceptuales e ideológicas del accionar de la izquierda guatemalteca en ese período. En su narración Payeras proporciona las claves para entender el fracaso del proyecto revolucionario guerrillero. Enfrentar al poder político y militar del estado finquero con un aparato miliar distanciado de la acción política de las masas, resulta un esfuerzo de un heroísmo sobrehumano que no puede, por sí mismo, conducir a la victoria. Esta es la lección más importante que nos lega Mario en este libro.
Su planteamiento crítico levanta reacciones colmadas de desdén y desagrado, aún en nuestros días. En su momento, el cuestionamiento formulado por Payeras y sus compañeros de Octubre, Revolucionario, significó un gesto radical de consistencia, valentía y seriedad para encarar los propios errores. Hoy sigue siendo un aporte profundo al examen necesario y aún pendiente, del papel y situación de la izquierda guatemalteca.
Releyendo estas páginas me invade la nostalgia por las certezas que convencieron a tantos de arriesgarlo todo en pos de la revolución. La disposición combativa hasta el sacrificio, la clandestinidad y sus renuncias como modo de vida, la confianza a toda prueba en las virtudes revolucionarias, la referencia al sistema socialista realmente existente y la solidaridad de la gente común con ‘los muchachos’ eran realidades indiscutibles, y hoy están disueltas en el humo-niebla de este principio de siglo. Mario Payeras salió a tiempo de la escena.
Perdimos, sí. Ganó el afán por el oro y su brillo ensangrentado. Más con la derrota de los revolucionarios perdieron todos, hasta los ilusos triunfadores que proclaman su victoria con más guerras invasoras, con más acaparamiento y más miseria, con un remolino planetario de codicia. Le llaman globalización, libre mercado. Sus voceros se autonombran libertarios, pues en ese afán de latrocinio, se adueñan hasta de nuestro lenguaje. Hacen cálculos sobre cuánto va a durar el petróleo. La pregunta es cuánto va a durar la iniquidad.
Y vemos que los problemas de la ciudad que él narra no han dejado de existir; la desigualdad, el racismo, la contaminación y la violencia siguen siendo problemas pendientes de resolver. Si buscamos construir movimientos eficaces, es fundamental analizar, estudiar y conocer los éxitos y los fracasos de los que ya lo han intentado.