Organizaciones Comunitarias y el Covid-19
Luchando frente a los efectos económicos ocasionados por la pandemia en San Juan la Laguna, Guatemala.
Erwin Colli Chayax
Guatemala está conformada por 22 departamentos y 340 municipios. En el país, habitan 4 grupos étnicos o pueblos, entre los que se encuentran 22 grupos de origen maya. Gran parte de estos pueblos han basado su economía en el sector turístico, ya sea mediante la venta de productos artesanales o en el turismo comunitario cultural. Este es el caso de San Juan La Laguna, Sololá, donde los vecinos se dedican a la elaboración y venta de textiles, café y a compartir experiencias culturales para los turistas que normalmente visitan el pueblo.
San Juan La Laguna está ubicado en el suroccidente del Lago de Atitlán y fue fundado en el año de 1,623 por vecinos de Santiago Atitlán. Es uno de los cuatro pueblos que hablan el idioma Tz’utujil. Los vecinos de San Juan la Laguna se han dedicado a la caficultura, y la agricultura por muchos años, y a la elaboración y venta de artesanía textil. En los últimos años, el pueblo había tenido un crecimiento económico considerable debido a la alta afluencia de turistas que lo visitaban, participando en el mercado artesanal y apoyando la comercialización de café a nivel local.
Desde marzo de este año, cuando en Guatemala se detectó el primer caso de coronavirus, el gobierno ha tomado diferentes medidas para reducir el contagio, incluyendo el cierre del aeropuerto internacional y las fronteras. Unos de los resultados de estas nuevas restricciones fue la salida de casi todos los turistas que estaban en el país y una suspensión del turismo por un tiempo indeterminado. En los pueblos turísticos se empezó a notar en poco tiempo el efecto de la pandemia, reflejado en las bajas ventas de artesanía textil y el café. San Juan no fue la excepción, ya que a los pocos días de haber iniciado el COVID-19, empezó a ser sensible en la economía familiar de las personas que dependen del comercio turístico para su supervivencia.
Juana Mendoza es una mujer tejedora de San Juan que se ha visto afectada por la actual pandemia mundial. Ella aprendió desde muy niña el arte de la elaboración de tejidos con su madre, y tiene una pequeña tienda de artesanía textil con sus hijos. Hasta el momento tiene 32 años de estar tejiendo y le está enseñando a su hija Marly el arte del telar de cintura. Durante los últimos seis meses, Juana y su familia no han vendido un solo producto porque sus clientes principales, los turistas que visitaban el pueblo a diario, se han ido. Esto ha tenido un efecto retroactivo en la economía familiar de Juana, un efecto que se refleja principalmente en su situación alimentaria.
Tradicionalmente, las familias de San Juan consumen carne dos veces por semana, pero desde que comenzó la pandemia, muchas familias, como la de Juana, han tenido que reducir el consumo de carne y otros alimentos típicos por falta de recursos. Juana es optimista y sigue elaborando su artesanía textil pero también es consciente de que sin turistas visitando y comprando sus productos su condición económica seguirá empeorando. A largo plazo, eso significará cerrar su pequeña tienda de artesanía textil familiar y obligarla a buscar otras formas de generar ingresos para su familia.
Una situación similar ha ocurrido con Ixoq Ajkeem, una asociación de mujeres y tienda textil artesanal que se fundó hace 25 años y emplea a 40 tejedoras. Trabajan juntas para promover el desarrollo de capacidades económicas e intelectuales para sus miembros y la comunidad de San Juan. Como resultado de la pandemia, Ixoq Ajkeem atraviesa actualmente el período más difícil en la historia de la organización. Sus miembros no pueden vender sus textiles hecho a mano, lo que priva a sus familias una gran parte de sus medios de vida.
Las cosas se han puesto tan mal que la asociación recientemente tuvo que tomar el paso radical de cerrar su tienda y suspender sus operaciones. Los miembros han tenido que buscar fuentes alternativas de ingresos y muchos han optado por vender bocadillos en la calle para mantener a sus familias. Lo que fue anteriormente uno de los rincones más populares de San Juan, adornado con ropas coloridas, ahora está aburrido y vacío.
La Cooperativa Agrícola Integral La Voz fue fundada en 1979 y se dedica a la producción y exportación de café 100% orgánico. Con más de 600 miembros representando 167 familias del municipio, casi cada vecino depende directamente o indirectamente de la Cooperativa, la cual es casi como es el corazón del pueblo. No obstante, los riesgos y restricciones asociadas con COVID-19 están obstruyendo lentamente las arterias de la economía local.
Las cafeterías locales que dependían de los visitantes extranjeros quienes eran los principales consumidores del café, están cerradas. Eso representa en total una pérdida de 20% de la producción anual de la cooperativa. Los sueldos mensuales de los empleados permanentes también tuvieron una reducción muy considerable, debido al cierre. Normalmente, La Voz exporta 12 contenedores (hay alrededor de 21 toneladas en un contenedor) de café al año, pero este año, en el contexto de la pandemia mundial, ha tenido problemas para vender su último lote.
Para la cosecha del próximo año, que comienza en noviembre, ya se han producido dos cancelaciones y la cooperativa espera que continúe el descenso de las ventas. También existe una alta probabilidad de que los precios del café caigan debido a la reducción de la demanda de las cafeterías de todo el mundo, un excedente de café en los almacenes internacionales y demasiada producción en otros países como Vietnam. Como consecuencia, es probable que los miembros de la cooperativa La Voz y la comunidad en su conjunto continúen sufriendo los efectos del COVID-19 en la economía cafetera durante casi todo el 2021.
En general, el COVID-19 representa, no solo una amenaza física para la salud de los residentes de San Juan La Laguna, sino también una amenaza para su vida social, cultural y económica. Está afectando la antigua costumbre de tejer en familias como la de Juana, que ahora corre un mejor riesgo de desaparecer. Está afectando las bases sociales de asociaciones de la comunidad como Ixoq Ajkeem, obligando a sus miembros a trabajar independiente en formas más precarias para sobrevivir. Está causando daños a la agricultura cafetera tradicional, afectando las ventas presentes y futuras e impactando los salarios. En conjunto, el COVID-19 está amenazando los órganos más vitales de San Juan la Laguna. Si de alguna manera el turismo comunitario no regresa en el próximo año, las economías turísticas en Guatemala podrían sufrir un colapso total y los medios de vida, tal vez la vida misma, en pueblos como San Juan podrían ser cambiado para siempre.
Los productos fabricados por las personas que viven en San Juan se pueden encontrar y comprar en OG Marketplace; vea las joyas hechas a mano, los textiles tejidos y el café cultivado por los miembros de la Cooperativa de Café La Voz. Para obtener más actualizaciones de San Juan, puede seguir a The Hub, en Facebook.
Erwin Colli Chayax es administrador de The Hub de OG en San Juan la Laguna, Guatemala.