Cambio Climático y Costas Listas
Fabio Cresto Aleína
El clima está cambiando, y este fenómeno global está afectando al mundo entero, pero no a todas las regiones de la misma manera. Desafortunadamente, en muchos casos los países, los cuales son los menos responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero que causan el cambio climático antropogénico, son en los que se espera que el impacto del cambio climático sea mayor. O donde la capacidad de adaptarse a esos cambios es bastante baja. Esta llamada Injusticia climática es evidente particularmente en la costa del caribe mesoamericano, una región que es vulnerable especialmente a amenazas relacionadas al clima como la elevación del nivel del mar, el incremento de la acidificación del océano y una mayor frecuencia de eventos de climas extremos. Y no solamente los ecosistemas locales están bajo amenaza sino que como esta área es el soporte de vidas y medios de vida de alrededor de dos millones de personas, también el modo de vida de muchas comunidades locales serán afectadas radicalmente por los peligros antes mencionados.
¿Entonces qué significan exactamente estas amenazas y qué podemos hacer para adaptarnos a ellos? La principal amenaza a la costa caribe mesoamericana es el inminente aumento del nivel del mar. Proyecciones modernas de modelos climáticos globales de vanguardia muestran que el nivel del mar podría aumentar probablemente 40cm para el 2050, y seguirá subiendo más y más hasta llegar a 1m para el 2100. El aumento del nivel del mar es principalmente una consecuencia del derretimiento de glaciares y casquetes de hielo, y la llamada expansión térmica del agua se debe al incremento de las temperaturas globales. Es el mismo principio que causa el metal de los ferrocarriles a expandirse bajo el sol abrasador. Este cambio dramático afectará irremediablemente la vida de millones de personas en el área que dependen de los mares y tierras costeras para su sustento.
Al mismo tiempo, algunos ecosistemas, que siempre han desempeñado un papel clave en la protección de líneas costeras, están desapareciendo bajo la presión combinada del cambio climático y actividades humanas. Los arrecifes de coral, por ejemplo, son un ecosistema clave que ayuda a mantener el bienestar de la costa completa, ya que disipa mucha de la fuerza de las olas entrantes, ayudando así a evitar inundaciones y erosión de las costas. El aumento de las temperaturas del agua y la acidificación del océano están causando el blanqueamiento de los corales, haciéndolos vulnerables, propensos al hambre y eventualmente a la muerte. Otro importante ecosistema costero bajo presión son los bosques manglares, los cuales también protegen las costas contra el aumento del nivel del mar, de la erosión y de peligros como mareas de tormenta y tsunamis. Con su complejo y denso sistema de raíces aéreas, disipan y atenúan la fuerza de olas altas antes de que lleguen a asentamientos situados a la par de estas barreras naturales. Sin embargo, para funcionar apropiadamente, un bosque manglar debe ser amplio y saludable, provisto de sedimentos suficientes, de agua dulce no contaminada y con enlaces a otros ecosistemas. Todas estas condiciones son frecuentemente amenazadas por la deforestación y el uso no sostenible de la tierra.
En esta situación inestable y dramática, el proyecto “Costas listas” está trabajando hacia la implementación de medidas de adaptación climática en las costas de México, Belice, Honduras y Guatemala. El proyecto está siendo implementado en áreas marinas protegidas y otras áreas clave de desarrollo costero del Coral Mesoamericano, incluyendo la Reserva Biósfera Ría Lagartos en Yucatán (México), áreas protegidas a lo largo de la costa de Belice y el Parque Nacional Punta Izopo (Honduras). En Guatemala el área objetivo es el Área de Usos Múltiples del Río Sarstún, en Livingston, Izabal. Estos sitios fueron escogidos tanto por la vulnerabilidad particular de la población local frente a los impactos del cambio climático como por la importancia de la conservación de la biodiversidad. El principal objetivo de Costas Inteligentes es la identificación e implementación de medidas de adaptación climáticamente inteligente para ayudar a ecosistemas y poblaciones locales en la lucha contra el cambio climático y sus impactos.
Costas listas es un proyecto de WWF respaldado por la Iniciativa Internacional sobre el Clima del Ministerio Alemán de Medio Ambiente, y en Guatemala está respaldado por los esfuerzos de la Fundación para el Ecodesarrollo y la Conservación (FUNDAECO), el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAGA) y el Instituto Nacional de Bosques (INAB). Estas organizaciones están a su vez dirigidas por WWF Mesoamérica. Además, las autoridades locales como la municipalidad de Livingston y los Consejos de Desarrollo Comunitario están involucrados en la planificación y en la implementación del proyecto desde su inicio. El trabajo de todas estas instituciones será apoyado por un nuevo Grupo de trabajo regional, formado por representantes de los cuatro países participantes, quienes proporcionarán conocimiento experto en las áreas de cambio climático, adaptación basada en el ecosistema e intervenciones políticas, para fomentar un impacto efectivo del proyecto.
Costas Listas se originó a partir de un enfoque de décadas de WWF Mesoamérica en el Arrecife Mesoamericano, y de la exitosa colaboración entre la Universidad de Stanford, la WWF y la Autoridad e Instituto de Gestión de la Zona Costera en Belice, una cooperación que llevó a la finalización de Plan Integrado de Manejo de la Zona Costera de Belice. Pronto «surgió la idea de aplicar esas herramientas a toda la ecorregión», recuerda Pilar Velásquez Jofre, Oficial Técnica de WWF, responsable del Proyecto Costa Inteligente en Guatemala. “La Iniciativa Internacional sobre el Clima (IKI) lanzó una convocatoria para propuestas que coincidieran con nuestro interés en el área y, por lo tanto, una propuesta fue presentada. Tomó casi tres años negociar los términos finales con IKI, antes de empezar la implementación en agosto de 2018”. La idea detrás del proyecto es combinar los múltiples esfuerzos de las instituciones locales y expertos con la producción de modelos informáticos desarrollados por científicos de Stanford y, a su vez, establecer un diálogo continuo con las comunidades locales sobre medidas de adaptación climática. Los modelos simularán diferentes escenarios de opciones de adaptación basadas en el ecosistema que serán evaluadas con pruebas de riesgo ecológico y análisis costo-beneficio.
Este proceso dará a los tomadores de decisiones a nivel local y nacional más herramientas basadas en la ciencia para identificar qué estrategias son las más adecuadas para aplicarse en las diferentes áreas protegidas y en otras zonas de manejo costero. Los modelos informáticos serán evaluados constantemente contra los datos recolectados localmente y el aporte de expertos que han estado trabajando con estos ecosistemas complejos durante años. De hecho, el proyecto apunta concretamente a «fortalecer las capacidades en las comunidades costeras y las instituciones gubernamentales para integrar escenarios de cambio climático y opciones de adaptación, a través de un proceso participativo de toma de decisiones, en políticas relevantes a nivel local y nacional». Pilar Velásquez Jofre, menciona: “Estamos llevando la ciencia a las comunidades para discutirla y analizarla con ellos. Dicho enfoque ascendente aumentará la viabilidad y el éxito de las opciones de adaptación elegidas”.
En Guatemala, Costas Listas continuó en enero de 2019 con dos talleres, uno en el área del Río Sarstún y otro en la ciudad de Guatemala, cuyo objetivo fue informar a comunidades locales, las instituciones gubernamentales participantes y las ONG’s asociadas a los resultados del segundo modelado de la Universidad de Stanford para recopilar comentarios sobre la evaluación del modelo y sobre las medidas de adaptación propuestas. El siguiente hito se alcanzará el siguiente abril, cuando los nuevos resultados del modelado se evalúen localmente otra vez, para poder finalmente escoger la opción de adaptación más viable para Sarstún y empezar a planificar su implementación. En el desolado escenario dominado por los impactos dramáticos del cambio climático en la región, la implementación de proyectos como Costas Inteligentes es urgentemente necesario, si no es para evitar esta catástrofe provocada por los humanos, al menos para adaptarse a las consecuencias.
Fabio Cresto Aleína es de Italia y científico del clima. Recientemente se mudó a San Juan La Laguna para colaborar con WWF Guatemala en un proyecto de adaptación al cambio climático como experto científico.
Foto de portada: Guillermo Gálvez